XII CAMPEONATO INTERNACIONAL DE YAWARA JITSU: la gente es extraordinaria.

Desde que llegue de este campeonato estoy buscando el momento de sentarme y escribir sobre lo emocionante que me ha resultado el XII CAMPEONATO DE YAWARA JITSU celebrado en Tarrasa el pasado 26 de Noviembre.

Emocionante no porque uno de mis pupilos (Álvaro Otero) haya sido campeón de España de su categoría en combate, que también, (es para vivirlo) fue un estallido de sensaciones y un intenso y feliz parto con dolores…dolores desde hace años.

No, emocionante por lo que encontré en esa Tarrasa que nos acogió desde días antes. Me emocionó ver un grupo de individuos encantadores sin aparente factor común, unidos en una cohesión envidiable. Un grupo construido a golpe de corazón y cincel por mi admirado Joan Martínez. Joan es un ser pluricelular barbudo que enamora con su lucha diaria, en su incansable ansia de mejora y aprendizaje, el capitán de lo que empezó siendo un bote salvavidas, y pronto carguero, acorazado, y que yo (y todos los que no nos hemos resistido a montarnos en él) soñamos en breve un portaaviones. Y es que, cuando «vas el primero, más cargado que nadie, saltando ríos y subiendo montes, hay que seguirte»…como decía un gran experto en liderazgo humano.

Joan y todo su equipo -que Dios los crea y ellos se juntan- a cual más entrañable y eficaz, han conseguido poniendo ese alma y diario esfuerzo empapado de su claridad meridiana (ojo, que no os confundan sus despistes, que sabe muy bien sobre su norte) completar decenas de proyectos admirables con éxito. Entre ellos, en mi rotunda opinión, este campeonato.

Los amantes de la perfección podrían encontrar algún fallo…pero olvidan otro concepto, que es la «vida», la que se respira entre ellos. Y la intensidad que puedes masticar mientras dan de lo que tienen, como si no hubiera un mañana, en levantar este evento y los que se pongan por delante. Han predicado con juego limpio, dando ejemplo a algunos «necesitados». Cuando les pregunto, (a modo de científico-periodista que estudia este maravilloso y envidiable fenómeno en pleno siglo de gente bazofia) me responden: “somos una familia«, y me lo responden desde el primero al último, no como un discurso político aprendido, sino como una redención particular de cada uno de ellos.

Eso sí que ha sido emocionante: Corazón, corazón y generosidad, traducida en esfuerzo de meses y coraje, viendo competir gente que sé que nunca se imaginaron a sí mismos en ese heroísmo íntimo, secreto y concreto de cruzar su propia línea por el grupo. Joan, gracias porque haces que la gente sea mejor.

Mis cursis emociones no terminan ahí, siguen como las de un niño alimentándose cuando admiro en silencio a mi presidente, Enrique, que me ayuda a caer en que estoy en el sitio correcto a su lado, con su templanza en los momentos duros -que los ha habido en este campeonato- después de venir exhausto de México, desafiando el “Jet-lag” como embajador incansable de, entre otros bienes-activos, nuestra lucha contra el bulling.

Hay más suertes que me emocionan, como la de gozar de más luchadores emblemáticos gobernando este Barco: Sergio Romero, gracias por existir, nuestro Vice, su presencia y humildad cuando todos sabemos de la grandiosidad de ese iceberg silencioso, como artista marcial y como ser humano.

Sigo emocionándome con los competidores, cuando los veo en acción y sobre todo cuando veo tantos luchadores niños y muuuy adultos moviéndose en perfección -que para los que no lo sepáis- cuesta miles de horas de esfuerzo enfocado…y esa habilidad…dominando sus nervios. La gente es muy grande. Cuando vives a diario rodeado de chusma, de gente mediocre, de almas de plástico (por supuesto no me refiero a mis alumnos, que son «gente de caliá») de la miseria subproducto de esta sociedad, no puedes más que dar las gracias por vivir un finde rodeado de titanes. Y recuperar la fe en el ser humano: la gente es extraordinaria.

Eliakim Silva
Entrenador nacional de Yawara Jitsu